
La libertad de expresión está en peligro y el derecho a la protesta se encuentra seriamente amenazado.
Un fuerte operativo de seguridad rodeó desde temprano el Congreso de la Nación para contener la multitudinaria protesta en defensa de los jubilados y contra el acuerdo con el FMI. A pesar de la feroz represión sufrida días atrás, miles de personas volvieron a movilizarse en defensa de los derechos que están siendo avasallados cada día por el gobierno de Milei.
Mientras esto pasaba en la calle, en el recinto, el oficialismo logró aprobar el endeudamiento con el respaldo del PRO y la UCR. El gobierno avanza en su política entreguista de nuestra soberanía a los poderes económicos, ignorando el deterioro de las condiciones de vida del pueblo.
Desde muy temprano, los alrededores del Congreso amanecieron vallados y con una fuerte custodia policial. La presencia de efectivos de seguridad y el despliegue de fuerzas represivas evidenciaban la intención del gobierno de blindar el recinto legislativo y mantener alejada a la multitud que, pese a las amenazas, se congregó masivamente en las inmediaciones. Luego de la brutal represión del miércoles pasado, el pueblo volvió a las calles con consignas claras: rechazar la violencia estatal, respaldar el legítimo reclamo de los jubilados y manifestarse en contra del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que profundizará la dependencia económica del país.
Fue una jornada de protesta multitudinaria a pesar de la represión reciente y del desmedido operativo ordenado por Patricia Bullrich. Columnas de organizaciones sociales, sindicales y políticas avanzaron hacia la Plaza del Congreso. Mientras tanto, en el interior del mismo, el oficialismo lograba, con el apoyo del PRO y la UCR, juntar los 129 votos necesarios para avanzar con la aprobación del acuerdo, desoyendo el reclamo popular y consolidando una nueva entrega del país a los intereses financieros internacionales. Se trata de un acuerdo ilegal que va en contra de la Constitución y de las leyes, del cual además se desconocen el monto y los pormenores. Lo que piden a cambio, ya lo conocemos: más ajuste para el pueblo.
El gobierno nacional, una vez más, demostró estar de espaldas al pueblo y de sus necesidades. Lejos de atender las urgencias de los sectores más golpeados por la crisis económica, prioriza el acuerdo con el FMI y profundiza su alineamiento con los grandes grupos económicos. Para garantizar la votación y minimizar la presión popular, se implementó un cerco represivo que abarcó 15 manzanas a la redonda del Congreso. La fuerte presencia policial evidencia el temor del gobierno a la movilización popular y su decisión de avanzar sin diálogo ni consenso, imponiendo medidas que hipotecan el futuro de los argentinos.
La decisión de avalar este acuerdo contrasta con la histórica cancelación de la deuda con el FMI realizada por Néstor Kirchner en 2006. En aquel momento, el ex presidente dispuso el pago total de la deuda con el organismo financiero, logrando así recuperar la autonomía económica del país y evitar los condicionamientos que hoy vuelven a imponerse en oficinas extranjeras, ajenas al voto popular. Con esta nueva aprobación legislativa, el gobierno de Milei reinstala la subordinación a los dictámenes del FMI, lo que representa una amenaza directa a la soberanía nacional.
El avance del gobierno sobre los derechos ciudadanos no se limita a lo económico. También se observa en la creciente criminalización de la protesta social. La semana pasada, el país fue testigo de una feroz represión ordenada por Patricia Bullrich, que dejó más de 100 detenidos, decenas de heridos y un caso particularmente grave: el del fotógrafo Pablo Grillo, quien aún lucha por su vida. Este accionar represivo no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia sistemática para desalentar la movilización popular mediante el miedo y la persecución ilegal.
La libertad de expresión está en peligro y el derecho a la protesta se encuentra seriamente amenazado. Mientras la pobreza crece y las condiciones de vida del pueblo empeoran, el gobierno avanza con medidas que benefician a los sectores más concentrados de la economía y afectan directamente a los trabajadores, jubilados y sectores vulnerables. Si Javier Milei cree que la sociedad permanecerá pasiva ante estos ataques, se equivoca.
A lo largo de la historia, el pueblo argentino ha demostrado con su lucha que no está dispuesto a entregar su futuro. Como dijera Norma Pla: "somos más pueblo que milicos". Tarde o temprano, este gobierno se va a ir y con la fuerza del pueblo organizado volveremos a conducir los destinos de nuestra patria para alcanzar definitivamente la Independencia Económica, la Justicia Social y la Soberanía Política.