En la provincia de Buenos Aires, cuna de nuestra querida Eva, defendemos su legado.
Un 7 de mayo como hoy, pero en 1919, nacía en nuestra provincia de Buenos Aires María Eva Duarte de Perón, “Evita”. Así la conoce la Argentina y el mundo entero, a quien deslumbró ya desde sus giras ofreciendo solidaridad al pueblo europeo de la posguerra, y luego convertida en mito universal a través del teatro y el cine.
Pero para el pueblo trabajador de este rincón del mundo, Evita tuvo un rol fundamental. Por un lado, su origen como “pueblo puro”, la llevó a vivir de primera mano las penurias de ese pueblo en el pre-peronismo. En una Argentina “de primer mundo”, según algunos sectores acomodados, las y los trabajadores vivían con salarios bajos, pésimas condiciones habitacionales, derechos laborales inexistentes y prácticamente sin incidencia en la formulación de políticas para el destino de la Patria.
Evita vivió de primera mano también la transformación de ese antiguo sistema en otro distinto, con el crecimiento de la figura de Perón y las respuestas que brindaba a las demandas obreras. Eva fue también dirigenta sindical, fundadora de la Asociación Radial Argentina (ARA), y desde allí pudo también dar fe de los nuevos tiempos en que el Estado oficiaba de respaldo a los intereses de las y los trabajadores.
Su rol en defensa del pueblo trabajador quedó consolidado en su vínculo indisoluble con la CGT. Sin contar con un cargo formal, Evita actuó como enlace con el movimiento obrero organizado, intercediendo en conflictos gremiales, apoyando los planes quinquenales y representando al gobierno en actos y homenajes. Tal fue el grado de unión entre Evita y el movimiento obrero organizado que en 1951 la CGT realizó un planteo oficial para proclamar a Eva como vicepresidenta en la fórmula para la reelección de Perón.
Poco antes de morir, Evita decidió escribir un último libro, “Mi mensaje”, donde habla de manera más directa de sus experiencias previas y lo que espera para el futuro. En esta obra, Evita marca una y mil veces en dónde residió su compromiso: “Los dirigentes sindicales y las mujeres que son pueblo puro no pueden, no deben entregarse jamás a la oligarquía. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro: la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos.”
Esta pulseada entre oligarquía y pueblo es permanente, y como tal fue también uno de los ejes políticos de los 12 años de gobierno de Néstor y Cristina. Al igual que durante los gobiernos de Perón, en ese tira y afloje constante fue fundamental el rol del Estado para respaldar el interés de las y los trabajadores, retornar a las paritarias y recuperar el salario a niveles récord luego de la crisis del 2001.
Si los gobiernos “aflojan la mano” ocurre lo que ha pasado desde entonces: la distribución del ingreso entre empresarios y trabajadores, que Perón consideraba debía estar en un armónico 50% y 50% (el famoso “fifty-fifty”) e incluso se superó al llegar a casi el 52% a favor de los trabajadores en 2015, se retrotrajo al actual 44,1%. Los salarios registrados cayeron aproximadamente 25% desde entonces (en mayor proporción aún para los no registrados), mientras que las ganancias de las grandes empresas se dispararon. Es así que nuestro pueblo se encuentra nuevamente en una situación generalizada de explotación laboral, la misma explotación que Evita combatió toda su vida.
Por eso desde la provincia de Buenos Aires, cuna de nuestra querida Eva, defendemos su legado y no agachamos la cabeza frente al ajuste salvaje que lleva adelante el gobierno de Milei. A 106 años de su nacimiento, seguimos honrando el profundo compromiso que tuvo Evita y continuaron nuestros gobiernos populares a la hora de defender los intereses del pueblo trabajador, para recuperar el salario y la calidad del trabajo de la mano de un proyecto de producción con inclusión.
Claudia Lazzaro
Tesorera de la Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Cuero y Afines
Directora de empleo del gobierno bonaerense