
La Casa de las Madres de Plaza de Mayo se vistió una vez más de compromiso y lucha el pasado 20 de septiembre cuando el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dio una emotiva clase abierta que congregó a cientos de militantes, referentes sociales y compañeros que se reunieron con un objetivo claro: defender la Universidad de las Madres y la universidad pública en su conjunto. El salón estaba repleto, con una marea de personas comprometidas, dispuestas a levantar las banderas de la memoria, la verdad y la justicia, pilares fundamentales que han guiado a las Madres en su incansable lucha por los derechos humanos.
El clima de unidad y convicción fue palpable desde el inicio del encuentro. Referentes históricos de la lucha social, estudiantes y trabajadores colmaron cada rincón del lugar, generando un ambiente cargado de emotividad y convicción. El llamado a defender la Universidad de las Madres no es solo una cuestión educativa, es una reafirmación del compromiso con la memoria de quienes ya no están, de aquellos y aquellas que dieron su vida luchando por un país más justo y soberano.
Axel Kicillof, con su claridad habitual, ofreció una clase en la que no solo se abordaron las amenazas que enfrenta la educación pública, sino también el contexto histórico y político que convoca a seguir luchando. Kicillof destacó la importancia de la Universidad de las Madres como un espacio que no solo transmite conocimientos académicos, sino que forma a las futuras generaciones en la conciencia histórica y en la defensa de los derechos humanos. “Un pueblo entero está dispuesto a la Universidad pública y a la Memoria, la Verdad y la Justicia”, sentenció el gobernador, recibiendo un fuerte aplauso de los presentes, que entendieron esas palabras como una declaración de principios irrenunciables.
La jornada no solo fue un encuentro académico; fue también una reafirmación de los lazos entre el pueblo y sus referentes. Entre los presentes, se destacó la presencia de múltiples organizaciones sociales y políticas que, a lo largo de los años, han estado al lado de las Madres de Plaza de Mayo, acompañando su lucha y aprendiendo de su ejemplo. Desde La Patria es el Otro, el mensaje fue claro y contundente: el apoyo a las Madres no se negocia. Su lucha es de todos, y como dijo Hebe de Bonafini, el pueblo debe estar siempre al lado de quienes levantan las banderas de la justicia social y la democracia.
Hebe le enseñó al pueblo que no hay que tener miedo de señalar a los poderosos, que hay que acompañar a quienes luchan por su bienestar de las mayorías, y que la unidad es la clave para avanzar. Su legado sigue vivo en cada uno de los presentes, en cada consigna que resuena por los pasillos de la Casa de las Madres, y sobre todo, en la decisión de acompañar a Kicillof, a quien Hebe definió en más de una ocasión como un “hijo de la lucha”. Para la militancia de La Patria es el Otro, acompañar a Axel es una tarea central, porque su gestión no solo defiende derechos sino que encarna la esperanza de un país más inclusivo, soberano y justo.
Durante la clase abierta, quedó claro que no solo se trata de defender la universidad pública, sino de enfrentar los discursos que buscan desacreditar la memoria y relativizar los crímenes cometidos durante la última dictadura. En este sentido, Kicillof fue contundente: “ La Universidad de las Madres representa lo mejor de la tradición democrática, nacional, popular argentina. Representa la universidad pública, representa la lucha por los derechos humanos. Así que compañeros y compañeras, a no bajar los brazos, a no dejarse cooptar por el desencanto, por la decepción, por el malestar, o por la tristeza. Hay que seguir luchando, hay que mantener viva la llama, esa que nos ha legado Hebe, Madres, Abuelas, organismos luchadores por los derechos humanos, un pueblo entero que está dispuesto y comprometido con defender a la universidad pública, a la Memoria, la Verdad y la Justicia”.
El compromiso con la democracia no es una consigna vacía. Es la práctica cotidiana de quienes entienden que los derechos conquistados son frutos de luchas colectivas que no pueden ni deben ser entregados. Por eso, el apoyo a las Madres de Plaza de Mayo, a la Universidad que ellas fundaron, y a la universidad pública en su totalidad, es una tarea de todos los días, una lucha que involucra y atraviesa a todos y todas.
La clase abierta finalizó con un fuerte aplauso, pero también con la promesa implícita de seguir adelante, de no bajar los brazos y de defender, codo a codo, las conquistas sociales que tanto costaron conseguir. La Casa de las Madres volvió a ser un refugio de esperanza, un espacio de encuentro donde la historia se sigue escribiendo en presente.
Desde La Patria es el Otro, fue una renovación del compromiso con las Madres, con Axel, y con el pueblo que lucha día a día por un país más justo. Hebe de Bonafini demostró que el pueblo es el único que puede cambiar las cosas, y que para lograrlo es fundamental la organización, la conciencia y el compromiso. Cuidar a Axel, defender a la Universidad de las Madres, y mantener viva la memoria de quienes ya no están, pero que siguen presentes en cada paso, es la tarea. Porque, como siempre subrayó Hebe, la lucha continúa y la historia la escriben los pueblos.